Ingenio

miércoles, 5 de septiembre de 2012


Virgen derramó otra vez lágrimas de sangre

Una imagen de la Virgen del Rosario de San Nicolás y el niño Jesús que la figura porta en sus brazos, derramaron ayer lágrimas de sangre en un fenómeno que se reitera por segunda vez en una casa de Avellaneda. 
Una imagen de la Virgen del Rosario de San Nicolás y el niño Jesús que la figura porta en sus brazos, derramaron ayer lágrimas de sangre en un fenómeno que se reitera por segunda vez en una casa de Avellaneda donde habita una mujer que desde hace once años sufre fenómenos de sanguinación, experimenta los cinco estigmas surgidos del martirio de Cristo y recibe, como asegura, mensajes del hijo de Dios. 

El hecho de características sobrenaturales tuvo lugar en el inmueble situado en Zeballos al 1.600, a cien metros de la avenida Mitre, donde Marta Rosemberg y su amiga Hilda comprobaron ayer a la tarde que la virgen que les fue obsequiada hace cinco años y procedente justamente de San  Nicolás, vertía sangre de sus ojos. Unas tres horas después ocurrió lo propio con la figura del niño. 

Marta señaló que la de ayer fue la segunda vez en menos de dos meses que se registra el fenómeno que anoche había sumado un tercer elemento: de los ojos de la imagen de María salían lágrimas acuosas con un persistente aroma a rosas que impregnaba la sala donde está ubicada a poco de entrar a la casa. 

Marta, de 58 años, casada y psicóloga, manifestó ayer que el hecho en torno a la virgen es otra de las manifestaciones extraordinarias que vivencia desde 2001, cuando empezó a ser protagonista frecuente de episodios de sanguinación como el que abrió la puerta al resto de los episodios sobrenaturales que la rodean. Ese año, en el que era su consultorio psicológico situado en Villa Madero, un cuadro de Jesucristo que había adquirido en una tienda de todos por dos pesos también derramó lágrimas de sangre. Expertos del Vaticano Por esa razón Marta, de origen judío pero que un día decidió bautizarse en la fe católica por una razón que, dijo, “en su momento no me puede explicar”, tomó contacto primero con autoridades eclesiásticas locales que dio lugar a que en el caso tomaran intervención tres investigadores enviados desde el Vaticano. 

Poco tiempo después, la mujer comenzó a experimentar los estigmas y a recibir el dictado de mensajes atribuidos a Cristo. 

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