Ingenio

miércoles, 29 de agosto de 2012


                      Santo Tomé: Abusador, tiroteo y trinchera

En Santo Tomé el temor se apoderó de los vecinos de calle Buenos Aires al 4700 desde que la noche del pasado domingo alguien atacó a balazos una casa de familia e hirió de bala a una nena de seis años en uno de sus hombros.





La preocupación que embarga a los pobladores de ese sector del barrio Adelina Oeste _comprendido en la jurisdicción de la Subcomisaría 16a.,_ se explica en la decisión judicial que dejó en libertad a Sergio G., único detenido en el marco de la investigación del hecho, e igual ocurrió con Miguel G., apresado el viernes por su presunta responsabilidad en al abuso sufrido por una adolescente.
En tanto, todo parece indicar que el acto fue intimidatorio y tuvo por finalidad amedrentar a los denunciantes del presunto delito de instancia privada, hecho del cual habría sido víctima una menor de 13 años, cerca de la casa que fue atacada a balazos.
Por aquella denuncia radicada por la madre de la adolescente en sede policial había sido detenido el viernes Miguel G., un hombre de 33 años que supuestamente habría manoseado a la menor en medio de la calle como lo habría hecho o habría intentado hacerlo habitualmente.
La relación que existe entre el detenido el viernes y aquel apresado el lunes es innegable y los vecinos entienden que ahora, sobre uno o dos grupos familiares de la cuadra, pesan graves amenazas.
La noticia sobre la libertad de Sergio G. fue precedida por un intento de amedrentamiento contra Verónica, la madre de la menor acosada. Precisamente esa mujer dijo hoy a este diario que después del ataque contra la casa vecina, ella misma volvió a ser amenazada de muerte.
“Tengo miedo y no sé qué puedo hacer ahora para que esta gente no tire contra mi casa. Uno de ellos se propasó con mi hija y yo hice lo que haría cualquier madre, lo denuncié, pero pasó esto, que tiraron contra la casa vecina e hirieron a la nena. Un día después un hombre que manejaba un Falcon verde me insultó y me dijo que me iba a matar mientras me apuntaba con un revólver”.
Verónica mostró el sitió donde buscó refugio mientras a los gritos pedía que no tiraran contra su casa donde viven muchos chicos. Como improvisada trinchera Verónica levanta con manos temblorosas un muro de ladrillos huecos que apoya contra una pared de chapas metálicas.
No podemos ponerle un policía en la puerta”, sostiene la mujer que le dijeron en la Sub 16a. cuando fue a denunciar el último acto de amedrentamiento. Mientras tanto ella niega ser quien quemó la casilla donde vivía Miguel G., ubicada entre su casa y la comisaría. “No sé quién fue. Lo único que hice fue denunciarlo como lo hubiera hecho cualquier madre”, insistió.
La casilla de chapa que ocupaba el presunto acosador de la hija adolescente de Verónica, fue arrasada por las llamas de un incendio a poco que fuera detenido. Hoy, ese hombre, al igual que Sergio G. también está libre.


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